Sombras y luces con la Avutarda

Hace ya muchos años, casi una década, estuve por primera vez en los hides de La Serena, en Castuera, para fotografiar avutardas que por entonces era de los pocos sitios en donde se podían hacer fotos de esta especie tan emblemática.

Coincidió que era también una de las primeras ocasiones, si no la primera, en la que entraba en un hide fotográfico de pago, pero la especie lo merecía y yo no tenía ni tiempo ni posibilidades de hacerla por mis propios medios, como hasta ese momento había realizado casi todas mis fotografías.

Un viaje de tres horas y media para llegar a Castuera desde Madrid con toda la ilusión del mundo sabiendo que me esperaban jornadas largas, de más de 15 horas, en un hide individual de dimensiones reducidas.

 

Día 1. El día de las Sombras

Toca levantarse a las 5:30 h, nos recogen a las 6:00 h y después de un viaje en coche de poco más de 15 minutos te lanzas al monte, oscuro como el ala de un cuervo, con un GPS en la mano con el localizador del hide que te ha tocado, la mochila fotográfica, una silla tipo playa, cómoda, para pasar todo el día, el trípode, la comida, el agua y una botella para orinar….

El hide está a unos 15-20 minutos andando, que con la oscuridad reinante se hacen eternos, entre otras cosas porque no sabes si vas en la dirección adecuada…. Al final encuentras el aguardo, en este caso de madera, y te instalas lo mejor que puedes y te dispones a pasar la próxima hora esperando a que lleguen las primeras luces.

Estamos a finales de marzo y hace frío, por lo que sueñas con que salga la luz y puedas empezar a otear el paisaje en busca de las avutardas.

Con la primera claridad ya tienes dispuesto el equipo, aunque queda mucho rato para que se pueda hacer una foto.

Hay cuatro ventanas a los cuatro vientos por las que tienes que mirar de forma continuada a ver si aparecen las avutardas…

 

hide_avutarda1

Foto 1: Hide de avutarda en el que pasé el primer día.

 

Las primeras avutardas las descubres a unos 400 m, cerca del hide de piedra que le has dejado a un amigo para que no ande tanto, y le avisas de que le están entrando… ¡que envidia!

Las avutardas siguen cerca del hide de piedra, pero pasa el tiempo y en el que te ha tocado nada de nada. Dan las 12:00 h del medio día y lo único que hay es calma chicha y no has disparado ni una foto. Toca comer un poco, descansar otro rato y sigues vigilante…

Dan las 16:00 h, las 18:00 h, las 20:00 h y todavía no has disparado una sola foto. Ni avutardas ni otra cosa cerca del hide. El día se te hace insoportable, el amor por la fotografía desaparece cada vez un poco más, te preguntas que haces en este lugar en donde las 4 paredes son como una cárcel y piensas que si te pudiera ver alguien en estos momentos creería que estás para ingresar en un psiquiátrico…

Llega la puesta del sol, te quieres marchar de allí cuanto antes y no volver en tú vida, pero hay que esperar hasta que no haya prácticamente luz…. sales depresivo y llegas al coche donde te esperan completamente de noche y jurando en Arameo… en fin esto es lo que es…

No tienes pensado entrar otra vez a la avutarda en tu vida, pero el deseo es más poderoso que la razón y quedas con el gestor en que al día siguiente te meterás en el hide que ha estado tu amigo haciendo fotos hoy, por cierto tampoco ha tenido las avutardas tan cerca.

 

Día 2. El día de las Luces.

Te levantas a la misma hora y la diferencia es que llegas antes al hide, en este caso de piedra y algo más amplio que el anterior.

 

hide_avutarda2

Foto 2: Hide de piedra del segundo día.

 

Nada más aparecer las primeras luces te das cuenta de que tienes más de 500 ovejas rodeando el hide y te vienes abajo, ¡otro día como el de ayer no lo aguantas! pero la fortuna es caprichosa.

Con los primeros rayos del sol ves venir volando 3 machos en tu dirección, ¡Dios mío que se posen cerca! …y lo hacen, a escasos 30 metros, pero se siguen acercando, sobre todo un barbón muy adulto que se queda a escasos 20 m del hide.

El disparador de la cámara echa humo….¡por favor, por favor que hagan una rueda!, y casi como si hubiese oído el barbón mi súplica, comienza a avanzar hacia tu posición descolgando las alas y mostrando todo el blanco de las plumas ventrales de la cola.

Se ha olvidado por completo el día de ayer. ¡Que maravilla de hide, que amplio es, y que vistas tan maravillosas!

De pronto el macho comienza una maravillosa rueda a escasos 15 m del hide y de la nada aparece una hembra que es la que el macho está cortejando.

 

avutarda2

Foto 4: Rueda de avutardas.

 

Por espacio de varios minutos el macho da vueltas a la hembra, que no parece demasiado interesada todavía, y después se aleja del galán que sigue haciendo la rueda por si la fémina cambia de opinión.

Son las 8:00 h de la mañana y ya he colmado la más alta de las expectativas que tenía de un hide de avutardas. Durante el resto del día tuve avutardas a menos de 30 m, haciendo ruedas o paseando tranquilamente alrededor del hide.

 

avutarda3

Foto 5: Macho de avutarda paseando a menos de 7 metros del hide.

 

En las horas centrales, con la peor luz, estuve durmiendo más de dos horas y cuando me levanté allí seguían. Mientras comía, disfrutaba de estas maravillosas aves, y por la tarde, con mejor luz, hice otra maravillosa sesión de fotos.

 

avutarda4

Foto 6: Otra rueda de celo por la tarde.

 

De uno de los peores días a uno de los mejores que he tenido en mi vida. ¡Esto es la maravilla de la fotografía de la naturaleza!

 

Autor: Jesús Giraldo Gutiérrez del Olmo